sábado, 27 de junio de 2009

Acervación inocua en la crujía del corazón sin diccionarios a la mano


Jugamos rudo y sólo por jugar, bailamos posesos todo el tiempo, saltamos de muy abajo, lloramos de vez en cuando para sentirnos un poco mejor, oímos la “buena música”; corremos y gritamos, también reímos (como orates). Amamos y queremos a una pareja, o a veces a dos, ¿por qué no?.

Pero en el país llamado deseo solo jugamos los fines de semana, bailamos solo de noche en algún antro repleto de oscuridad, saltamos al final de muy arriba una sola vez, si lloramos es por que algo muy fuerte nos saca de nuestros cabales, corremos y gritamos por nuestra vida, reímos de chistes o de otras personas, quizás sólo por compromiso. Amamos y queremos a dos parejas, a veces a una, ¿por qué?. Trabajamos.


····


Yo no lloro, así me enseñó mi padre lo que es ser un hombre; yo no blasfemo, así me enseñó mi madre que llegara la redención; yo no grito, así me enseñó el vecino que soy un buen ciudadano; yo no peleo, así me enseñó el gobierno a evitar los castigos; yo no pienso ni me esfuerzo, así me enseñó la tecnología a discernir; yo no sé lo que hago aquí, así me enseñó un tipo llamado Nietzsche. Cruel conciencia me arruinaras económicamente pero a ti que más te da.

1 comentario:

  1. Buen post! yo no madreo gente así me enseñó el sentido común que la venganza sin violencia es mejor.

    Saludos!

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