viernes, 26 de junio de 2009

Dos corazones


Jamás te había visto así, fulminándome de pie con el poder de la debilidad femenina que vencería a cualquier esperpéntica araña de siete cabezas: mi ira, mi lujuria, mi gula, mi odio... todo se vino abajo. No pasé la saliva que me robaba aliento y estrangulaba mi garganta, los segundos mas largos que pude contemplar eran los que carcomían a esas lagrimas rodando en tus mejillas a las que enjugabas por el odio de no estar a solas.

Esas gotas me robaron algo. No me lo habían quitado antes, no sé como se llama, pero te lo llevaste acuestas, a donde sea que te encuentres; también sé que no sirvo para darte lo que quieres y me hace sentir en deuda. No tiene lógica y estoy harto, dime tu que te has llevado y por qué me siento tan culpable de haberlo puesto a tu alcance. Y, ¿por qué sigues operando a distancia?.

La ira me ataca cuando le hago el amor a la culpa, dentro de mis párpados la oscuridad acecha y no hay refugio en la realidad. El miedo de caer me ataca cuando estoy tan fuerte, guardo tus imágenes en lugar de romperlas. Trato de borrar tu rastro pero ¿y que tal si luego quiero ir tras de ti?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario