Gracias el escepticismo que rodea a la cifra 1.6180* (φ áureo), y disyuntivas tan absurdas como lo es el 666, se podría decir que el hombre es un ser de contradicción pura. ¿Por qué usar ese ejemplo?, la matemática no miente.
¿Por qué perdemos el tiempo, “prestando atención” a lo que puedan decir los demás?, ¿por qué el que habla es incapaz de manejar la respuesta negativa cuando no acierta en darse cuenta que es mejor aceptar lo malo en vez de lo bueno?
¡Me expongo!, no existe el me “medio-expongo” eso lo inventamos nosotros. Una máxima resume el poder de la mente: “es raro pero cierto, es más fácil confiar siempre en alguien más que creer todo el tiempo en uno mismo”.
Cómo entenderán los demás si no me entiendo ni yo mismo...
Grandes monumentos para no-olvidar momentos, pequeños detalles para recalcar eventos (...) en la memoria de la gente que sobra; papel moneda o moneda de papel, fácil de vencer a golpe de cañón y fuego sobre un poco de petróleo. Gente que se gana la vida, gente que duda, gente apasionada, gente que toma lo que no le pertenece, no importa es sólo sociedad.
Hay personas que viajan otras que no tienen tiempo, personas a las que les sobra el tiempo ... hay quien nada sabe, hay quien dice saber de donde viene y hacia donde va, hay quien se suicida sin pensar. Existen los poetas y los buenos-poetas, existe el que únicamente sueña con serlo, hay músicos que no saben de palabras, hay musas y críticos, pero aún no hay leyes poéticas, ni Dioses exentos de la ira.
Hay clasicismo y abstraccionismo, hay minimalismo y arts & crafts, el yo, el tu, el ellos(as) incluso el nosotros(as) hay gente de fé, hay gente de lógica (ateos), agnósticos sin creencias, hay gente que se guía por las leyes antiguas o de principios y también quien se deja llevar por las leyes modernas o de competencia.
Existe el desamor llamado “desengaño” existe el Amor que no es otra cosa mas que un juego de sombras, sombras que vistas desde donde se plazca tomas formas hermosas o monstruosas. Existe el miedo, las ganas de desaparecer, la valentía, la excitación de la adversidad. Sentir el peso del mundo sobre tu cabeza o la embriaguez de un momento de paz, entereza o el narcótico aliento del placer. Y la verdad no hay algo de original en mi.
